"Para que en ningún tiempo y en ningún lugar haya un niño que se sienta distinto". José Moyá Trilla. Neurólogo Infantil. Creador del método CEMEDETE
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jueves, 30 de junio de 2011

LA AVENTURA DEL BIPEDESTANTE



El niño bipedestante es aquel que, movido por un gran impulso vital, levanta las manos del suelo y se lanza a la vida sobre sus dos pies.

El niño abandona la seguridad que le ofrece el suelo, la estabilidad y equilibrio sobre sus cuatro puntos de apoyo y sus ya perfectos reflejos de caída (desde esta posición) para dar un salto cualitativo en su desarrollo.

El niño que está maduro para ponerse en pie, también lo está para adaptar sus constantes vitales a esta nueva dinámica y para desarrollar todas las posibilidades que le da el haber liberado sus manos de la servidumbre del apoyo corporal.

La amplitud del campo de percepción audio-visual junto a la potencia de su voz aumenta su espacio vital.

El niño que se pone en pie recibe una gran cantidad y variedad de nuevos estímulos y ha de estar preparado psicológicamente para captarlos, organizarlos, clasificarlos y codificarlos, porque vale más comer poco y digerir bien que pegarse un atracón y sufrir una gastroenteritis por exceso.


Cuando el niño se pone en pie por si mismo es porque está capacitado tanto física como psicológicamente para hacerlo.


Cuando animamos a un niño a ponerse en pie antes de que esté maduro para hacerlo estamos disarmonizando su desarrollo.

Si el niño es completamente sano, los trastornos no serán decisivos; pero si no es así, estaremos desencadenando posibles procesos patológicos posteriores.

Por eso, desde CEMEDETE, no aconsejamos el uso de andadores, parques, etc. así como apoyar y estimular al niño para que se ponga en pie antes de que su impulso vital le lleve a hacerlo.


L@s niñ@s san@s no necesitan ningún artificio para “aprender” a andar. Solo necesitan un ambiente amable, contenedor, sosegado y ver como andan los adultos y los otros niñ@s de su entorno habitual.

Carolina Ruz
Pedagoga terapéutica

lunes, 21 de marzo de 2011

PSICOMOTRICIDAD. EL ARRASTRADO


Todos aquellos que nos dedicamos al mundo infantil, ya sea con niños con trastorno como con los que no lo tienen, sabemos de la importancia de un buen desarrollo motor como base de una estructura mental sólida y equilibrada.

Basta con dejar al niño libre en el suelo, relativamente cómodo, con sus juguetes favoritos como estímulo y mamá o papá cerca para ofrecerle seguridad y todo se desarrolla de forma tan natural como esta que vais a ver en el siguiente vídeo.

Sólo cuando se sospecha que el niño tiene alguna dificultad es cuando tenemos que actuar de una forma más específica.







Carolina Ruz
Pedagoga terapéutica

jueves, 10 de marzo de 2011

EL IMPULSO VITAL

  ¿Quién le ha preguntado a un bebe si quiere o no quiere aprender a hablar, si le apetece o no le apetece aprender a caminar, si desea o no desea ser persona?, ¿Qué mamá tiene duda de si su bebe hablará o caminará? Tenemos la certeza de que hablará, caminará y será un ciudadano más.
  El niño sano, sin ninguna patología, que disfruta de un entorno “normal”, tiene un Impulso Vital que le obliga a desarrollar las capacidades potenciales, que lleva impreso en sus genes, para ser una personal “normal”.
  Así, un niño sano, mamará instintivamente, caminará sin que le enseñemos, hablará antes de saber lo que está diciendo.
    Un niño sano hará todo lo que se esperaba de él sin darnos ni cuenta, sin que los adultos nos paremos a pensar en el milagro que le llevó a ser uno más de la “tribu”. No “hay que hacer” nada, nada más que acompañarlo, ofrecerse como modelo y poner algunos límites.
    Una de las cosas importantes que pierde un niño distinto es el Impulso Vital



Carolina Ruz
Pedagoga terapéutica